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viernes, 27 de mayo de 2005
Palabras de la Magistrado Dra. Carmen Elvigia Porras de Roa en el cierre del Programa Especial de Capacitación para la Regularización de la Titularidad.
Discurso pornunciado por la Magistrada Dra. Carmen Elvigia Porras de Roa, Directora Nacional de la Escuela Nacional de la Magistratura con motivo del cierre del Programa de Capacitación para la Regularización de la Titularidad de los Jueces Superiores.
 
Caracas, 27 de mayo del 2005





Este acto es especial para quienes servimos en el Poder Judicial; el Tribunal Supremo de Justicia, a través de la Escuela Nacional de la Magistratura, está respondiendo con eficacia a la MISIÓN JUSTICIA, que los venezolanos nos han encomendado, para fortalecer los cimientos del Estado de derecho y de justicia social de nuestro país.





Nuevamente el Tribunal Supremo de Justicia, a través de la Escuela Nacional de la Magistratura, continúa con la labor de reformar y modernizar el Poder Judicial del país, para transformarlo en un servicio óptimo que responda a una administración de justicia eficaz en nuestra patria.



Con gran satisfacción culmina hoy de manera exitosa la primera fase del programa especial de Formación para la Regularización de la Titularidad de los Jueces categoría ?A? a nivel nacional.



Son y serán ustedes los grandes actores de la historia del Poder Judicial. Posterior a este Programa, van a ser convocados al concurso de oposición para ser legitimados como Jueces Superiores de las diferentes regiones de la República. Debe ser el norte de cada uno de ustedes, poner el máximo empeño por alcanzar la excelencia académica y ética en beneficio de todos los justiciables.



Dirijo este mensaje reconociendo el gran compromiso que tenemos los jueces venezolanos para impartir justicia en nombre de la República Bolivariana de Venezuela y por autoridad de la ley.



Estamos comprometidos con la tarea de construir un sistema de justicia de calidad, justo y equitativo, para trascender y contribuir a un mayor acercamiento al ciudadano común, y a los excluidos.



Este evento no representa la celebración de un hecho aislado, sino la retribución a todas aquellas personas e instituciones, que participan y han dado su aporte para la cristalización de uno de los sucesos más intensos y de mayor impacto, llevado a cabo dentro del proceso de reforma judicial en Venezuela; me refiero a la creación de la Escuela Nacional de la Magistratura y la ejecución de los programas proyectados y aprobados por la Sala Plena del Tribunal Supremo de Justicia.



Esta Escuela está llamada a consolidar la seguridad jurídica para la nación, a tono con la reforma judicial que se está produciendo en América Latina y el Caribe, enmarcada dentro de un proceso de profunda reorganización política, social y económica.



En medio de estos acelerados cambios y transformaciones, está aflorando una nueva exigencia en la dinámica social, es necesario que encontremos un nuevo paradigma que garantice la reconstrucción de los pueblos y por ende el fortalecimiento de sus instituciones.



La confianza en la Justicia, la convicción de que los jueces van a responder adecuadamente y mediante una pronta y correcta aplicación de la Constitución y las leyes, a las demandas de los ciudadanos, es un elemento esencial para el mantenimiento del respeto al ordenamiento jurídico y la convivencia ciudadana.



Para garantizar la adecuada existencia y funcionamiento del Estado de Derecho, es indispensable contar con un sistema judicial debidamente institucionalizado, cuyos funcionarios sean personas idóneas moral y profesionalmente, que rijan sus actuaciones, conforme a lo preceptuado en la Constitución y demás leyes de la República.



El Juez constituye un importante instrumento de protección, defensa y promoción de los derechos fundamentales en la mayoría de los Estados democráticos, está llamado a convertirse en un valioso instrumento de realización y afirmación de los derechos fundamentales de los ciudadanos, garantizados por nuestra Carta Magna.



El Juez se convierte en referencia de lo justo, en la medida en que administra justicia, garantiza los derechos de los ciudadanos desde la óptica de la ley, que desde luego debe responder al respeto de los derechos humanos del justiciable.



La Escuela Nacional de la Magistratura, apoyada en nuestra Carta Fundamental y en la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, se erige en el ce
 
Autor:
  Servicios Judiciales
 
Fecha de Publicación:
  27/05/2005
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