REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
JUZGADO TERCERO DE PRIMERA INSTANCIA EN LO CIVIL, MERCANTIL Y DEL TRANSITO

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA




JUZGADO TERCERO DE PRIMERA INSTANCIA EN LO CIVIL, MERCANTIL Y DEL TRÁNSITO DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL ESTADO TACHIRA. San Cristóbal, veintinueve (29) de octubre del año dos mil trece (2013).-
203° y 154°

PARTE DEMANDANTE: BANCO PROVINCIAL SOCIEDAD ANONIMA, BANCO UNIVERSAL, representado por el ciudadano RENÉ TORO CISNEROS, mayor de edad, titular de la cédula de identidad V-926.434, domiciliado en Caracas y hábil, inscrita por ante el Registro de Comercio llevado por el entonces Juzgado de Primera Instancia en lo Mercantil de la Circunscripción Judicial del Distrito Federal, el día 30 de septiembre de 1952, bajo el N° 488, Tomo 2-B, siendo su ultima modificación por ante el Registro Mercantil de la Circunscripción Judicial del Distrito Federal y Estado Miranda, en fecha 20 de marzo de 2001, bajo el N° 59, Tomo 47-A-Pro.


APODERADO JUDICIAL: JIMMY ANGEL URDANETA CORDERO, inscrito en el I.P.S.A. bajo el N° 9.720, domiciliado en San Cristóbal, Estado Táchira y hábil.


PARTE DEMANDADA: YSRRAEL MOGOLLÓN CONTRERAS, venezolano, mayor de edad, titular de la cédula de identidad número V-9.231.231, domiciliado en San Cristóbal, Estado Táchira y hábil.


MOTIVO: RESOLUCIÓN DE CONTRATO DE VENTA CON RESERVA DE DOMINIO



EXPEDIENTE: 13.601-2001
PARTE NARRATIVA

Comienza la presente causa, en virtud de la demanda de Resolución de Contrato de Venta Con Reserva de Dominio, interpuesta por el BANCO PROVINCIAL SOCIEDAD ANONIMA, BANCO UNIVERSAL, representada por su apoderado judicial, abogado Jimmy Ángel Urdaneta Cordero, contra el ciudadano YSRRAEL MOGOLLON CONTRERAS, en la cual alegó lo siguiente:
Que su representada antes identificada, era cesionaria de un Contrato de Venta con Reserva de Dominio, por el cual la Sociedad Mercantil Automotriz Andina S.A., representada por su apoderado Miguel Ángel Rubiano, con domicilio en la Fría Estado Táchira, quien es mayor de edad, titular de la cédula de identidad V-5.666.947, vendió con pacto expreso de Reserva de Dominio, al ciudadano Ysrrael Mogollón Contreras ya identificado, un vehículo con las siguientes características: MARCA: FORD; MODELO: EXPLORET/SPORT WAGON; AÑO 1998; COLOR: VERDE; PLACAS: SAA-47Y; USO: PARTICULAR; SERIAL DE CARROCERÍA: AJU2WP-12110; SERIAL DEL MOTOR: W-A12110, el cual se le dio fecha cierta por ante la Notaría Pública Primera de San Cristóbal, en fecha 13 de febrero de 1998, anotado bajo el Nº 258.
Que el precio convenido de esa venta, fue por la suma de ONCE MILLONES NOVECIENTOS MIL BOLÍVARES (Bs. 11.900.00), de cuyo precio el nombrado comprador pagó una cuota inicial de CUATRO MILLONES CIENTO SESENTA Y CINCO MIL BOLÍVARES (Bs. 4.165.000) y se comprometió a pagar el saldo deudor de la operación, incluyendo intereses comisiones y gastos. Este crédito junto con la Reserva de Dominio, fue cedido al BANCO PROVINCIAL S.A. BANCO UNIVERSAL. Quedando convenido que en caso de mora, el Comprador pagará a El Vendedor o su Cesionaria los intereses moratorios.
Que hasta la presente fecha, el comprador no había cancelado las cantidades de 33 cuotas regulares consecutivas con vencimientos mensuales sucesivos del 03 de mayo de 1999, al 03 de febrero de 2002, y cuyo saldo deudor alcanzaba la suma de ONCE MILLONES TRESCIENTOS NOVENTA Y SEIS MIL QUINIENTOS CINCUENTA Y TRES BOLÍVARES (Bs.11.396.553) y cumpliendo expresas instrucciones de su mandante, Banco Provincial S.A. Banco Universal, en su carácter de cesionario y acreedor de la mencionada obligación, vino a demandar como real y efectivamente demandó, al ciudadano Ysrrael Mogollón Contreras, plenamente identificado en el libelo, en su carácter de comprador y deudor principal cedido.
Solicito que se decretara Medida de Secuestro sobre el vehículo antes descrito y se le hiciera entrega del mismo en su condición de Apoderado del señalado Banco, al momento de practicar la medida, previo avalúo del mismo, y se autorizara en la comisión que ordene ampliamente el Juzgado Ejecutor para que oficie a cualquier organismo competente.
Finalmente pidió que la presente demanda sea admitida y sustanciada conforme a derecho y declarada con lugar en la definitiva con todos los pronunciamientos de Ley. (F.1-5)
En fecha 02 de octubre del 2001, el Tribunal admitió la demanda, se decretó Medida de Secuestro sobre el vehículo antes descrito. Se comisionó amplia y suficientemente al Juzgado Ejecutor de Medidas. Se formó cuaderno de medidas. (F.12).
Mediante diligencia de fecha 22-10-2001, el Abg. Jimmy Ángel Urdaneta solicitó que se le entregara la compulsa, de conformidad con lo establecido en el artículo 345 del Código de Procedimiento Civil. (F.13).
En auto de fecha 24-10-2001, el Tribunal acordó entregar la compulsa, al apoderado de la parte actora, de conformidad con lo establecido en el artículo 345 ejusdem.
En fecha 05-11-2001, se libró compulsa al demandado.
En fecha 18-10-2005, el Juez de este Tribunal, Abg. Pedro Alfonso Sánchez Rodríguez, se abocó al conocimiento de la causa. (F.15).

PARTE MOTIVA

La interpretación que ha hecho la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia sobre el derecho a la obtención de una tutela judicial efectiva, acceso a la justicia y principio pro actione, garantizados en nuestro Texto Constitucional, establece que todo ciudadano tiene derecho a acceder a la justicia, al juzgamiento con las garantías debidas, a la obtención de una sentencia cuya ejecución no sea ilusoria y a que los requisitos procesales se interpreten en el sentido más favorable a la admisión de las pretensiones procesales. En consecuencia este principio forma parte del núcleo esencial de los derechos fundamentales a la tutela judicial eficaz y al debido proceso. No obstante, hacer uso de este derecho, activando los órganos jurisdiccionales para reclamar aquéllos que se crean conculcados, no es suficiente para materializar la resolución de los conflictos sometidos al arbitrio del Juez, como mecanismo idóneo para alcanzar la paz social, pues dicho acto, genera a los justiciables obligaciones o cargas que se traducen en conductas que permiten el impulso al proceso, con el conjunto de procedimientos y actos que le son propios para ser cumplidos por los sujetos involucrados en el mismo, en la forma, tiempo y lugar establecidos en la ley para que tengan los efectos previstos en la ley, con las consecuencias perjudiciales que se derivan de su incumplimiento por ser violatorio del orden público, tal y como lo señala la Sala de Casación Civil en sentencia Nº 729 del 27 de julio de 2004, y lo cual da potestad al Juez para actuar, aun de oficio.
Entre los actos procesales, la citación constituye formalidad necesaria para la validez del juicio y garantía esencial del principio contradictorio y en consecuencia, expresión fundamental del derecho a la defensa y elemento básico del debido proceso. Así pues, acordada en el auto de admisión, surge para el sujeto activo de la relación procesal, la carga de ejecutar los actos propios para su impulso dentro de los treinta días contados desde la fecha de dicho auto, los cuales, de manera reiterada la Sala de Casación Civil los ha determinado, so pena de ser perimida la instancia.
El artículo 267, Ordinal 1º, del Código de Procedimiento Civil, reza:
“Toda instancia se extingue por el transcurso de un año sin haberse ejecutado ningún acto de procedimiento por las partes. La inactividad del Juez después de vista la causa, no producirá la perención.
También se extingue la instancia:
1° Cuando transcurridos treinta días a contar desde la fecha de admisión de la demanda, el demandante no hubiese cumplido con las obligaciones que le impone la ley para que sea practicada la citación del demandado…”

Ahora bien, de la revisión de las presentes actuaciones, se observa que el auto de admisión de la demanda, en el cual se ordena la citación del demandado, fue dictado en fecha 02 de octubre de 2001 (F.12) y hasta la presente fecha, transcurrieron más de treinta días, sin que la parte actora hubiera suministrado las copias a los fines de la elaboración de la compulsa para la citación del demandado, evidenciándose que la misma, no impulsó la citación de la parte demandada dentro del lapso de treinta días, desde la fecha de la admisión de la demanda.

Sobre la perención los criterios jurisprudenciales han sido reiterados en tiempo. Así en sentencia de vieja data quedó sentado:

“… La perención de la instancia es el efecto procesal extintivo del procedimiento, causado por la inactividad de las partes durante el plazo determinado en los ordinales del artículo 267 del Código de Procedimiento Civil. La función de la perención, no se agota en la cuestión adjetiva, sino que tiene fundamento en la misma necesidad social de evitar la litigiosidad, cuando no medie interés impulsivo en las partes contendientes, pues, para el Estado es más importante el mantenimiento de la paz, que la protección de aquellas pretensiones huérfanas de tutor en la carrera procesal. Consecuente con este fin, la perención está concebida por el legislador como norma de orden público, verificable de derecho y no renunciable por convenio entre las partes, pudiéndose declarar aún de oficio por el Tribunal, todo lo cual resalta su carácter imperativo…” (Sala de Casación Civil. Expediente N° 92-0439 del 22-09-1993)

Nuestro tratadista patrio, Ricardo Henríquez La Roche, en sus comentarios al “Código de Procedimiento Civil, Tomo II”, señala:

“Un proceso puede extinguirse anormalmente, no por actos, sino por omisión de las partes… El fundamento del instituto de la perención de la instancia reside en dos distintos motivos: de un lado, la presunta intención de las partes de abandonar el proceso, que se muestra en la omisión de todo acto de impulso (elemento subjetivo) y de otro, el interés público de evitar la pendencia indefinida de los procesos para ahorrar a los jueces deberes de cargo innecesarios.”.

Por otra parte, Sala de Casación Civil, en sentencia, del 06 de julio de 2004:

“… Ahora bien, dada la severidad del castigo, este Supremo Tribunal ha considerado de aplicación e interpretación restrictiva, las normas relativas a la perención y bajo estos lineamientos ha establecido, mediante su doctrina, que por cuanto la ley habla de las obligaciones que debe cumplir el demandante, basta que éste ejecute alguna de ellas a los efectos de la práctica de la citación, para evitar que se produzca la perención.
“… Las obligaciones a que se contrae el ordinal primero del artículo 267 aludido, son de dos órdenes; pero ambas destinadas a lograr la citación del demandado.
En primer lugar, la que correspondía al pago de los conceptos en la elaboración de los recaudos de citación o compulsa del libelo, libramiento de boleta de citación y, las atinentes al pago del funcionario judicial Alguacil para la práctica de sus diligencias encaminadas a la obtención del acto de comunicación procesal de citación y que estaban previstas en el artículo 17, aparte I, numeral 1 y 2, y aparte II, numeral 1, respectivamente de la Ley de Arancel Judicial…….omisis…. en segundo lugar, la urgente obligación lógica de suministrar por lo menos la dirección o lugar en el cual se encuentra la persona a citar, así como el transporte o traslado y gastos de manutención y hospedaje, cuando haya que cumplirse en lugares que disten más de quinientos metros de la sede del Tribunal, los cuales se cubren de manera diferente, pero, jamás mediante liquidación de recibos o planillas, pero que su incumplimiento a juicio de esta Sala generan efectos de perención.”
…omisis…
.“… Que la obligación arancelaria que previó la Ley de Arancel Judicial perdió vigencia ante la manifiesta gratuidad constitucional, quedando con plena aplicación las contenidas en el precitado artículo 12 de dicha ley y que igualmente deben ser estricta y oportunamente satisfechas por los demandantes dentro de los 30 días siguientes a la admisión de la demanda, mediante presentación de diligencias en la que ponga a la orden del alguacil los medios y recursos necesarios para el logro de la citación del demandado, cuando ésta haya de practicarse en un sitio o lugar que diste más de 500 metros de la sede del Tribunal; de otro modo su omisión o incumplimiento, acarreará la perención de la instancia, siendo obligación del Alguacil dejar constancia en el expediente de que la parte demandante le proporcionó lo exigido en la ley a los fines de realizar las diligencias pertinentes a la consecución de la citación “ . (Subrayado del Juez).

De allí tenemos, que a partir del auto de admisión de la demanda, el actor deberá cumplir las actividades y obligaciones que le impone la Ley para que sea practicada la citación o intimación de la parte demandada; como es suministrar por lo menos la dirección o lugar en el cual se encuentra la persona a citar, es decir, el demandado; así como a través de diligencias, consignar las copias fotostáticas necesarias para la elaboración de la compulsa y poner a la orden del alguacil los medios y recursos necesarios para el traslado a los fines de practicar la citación.
En la presente causa, se constata que en fecha 02 de octubre de 2001, se admitió la presente demanda, y hasta la presente fecha la parte actora, no ha suministrado las copias para la elaboración de la compulsa a los fines de la citación de la parte demandada, ni mucho menos indicó que consignaba los medios de transporte para practicar dicha citación; demostrando con esto que no impulsó la citación de la misma, dentro del lapso de treinta días, desde la fecha de la admisión de la demanda; de lo que se evidencia su falta de interés procesal, generando la pérdida de la instancia, la cual debe ser sancionada con su perención, y así se decide.
Por las razones de hecho, de derecho y jurisprudenciales antes expuestas este JUZGADO TERCERO DE PRIMERA INSTANCIA EN LO CIVIL, MERCANTIL Y DEL TRANSITO DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL ESTADO TÁCHIRA, administrando justicia en nombre de la República Bolivariana de Venezuela y por autoridad de la Ley, declara:
PRIMERO: PERIMIDA LA INSTANCIA en el presente procedimiento judicial.
SEGUNDO: No hay condenatoria en costas de conformidad con lo dispuesto en el artículo 283 del Código de Procedimiento Civil.
En cuanto a la medida decretada, se levantará una vez quede firme la presente decisión.
Archívese el presente expediente en su oportunidad legal.
Publíquese, regístrese y déjese copia certificada en el archivo del Tribunal.- El Juez, (Fdo) Pedro Alfonso Sánchez Rodríguez. La Secretaria Temporal, (Fdo) Nancy E. Duarte Ávila.